Pensando que los valores son la riqueza moral y espiritual del ser humano, en sus comienzos a pesar de ir viviendo al día, algunas veces teniendo que sufrir hambre y carencias para pagar los salarios, esta hermosa pareja tomo en sus brazos este sueño cobijándolo como un hijo, haciéndolo crecer con trabajo, esfuerzo y entrega absoluta casi devocional para servir a una sociedad cada vez más habida de amor, cariño y deseo de aprender.
Juntos innovaron sin querer el estilo de brindar una educación, siendo pioneros en los años 70s de los primeros Bachilleratos del estado, sin imaginar que10 años después dado a las revueltas provocadas por el clima político y social universitario de los 80, fueran obligados a desalojar el edificio que por más de 15 años los hubiera cobijado (calle 4 Norte Num°6).
Sin un techo donde poder estar y con la incertidumbre de que sería del Instituto juntos tomaron el riesgo de decir firmemente-“No importa en donde demos clases, en los parques públicos, atrios de Iglesias o en las casas, el Washington no va a desaparecer”- siendo para sorpresa de muchos el parteaguas donde el apoyo incondicional y el amor hacia su escuela hizo que no solo el total de su población se quedara en el Instituto, si no que esta aumentara, meses más tarde con un lugar donde poder estar Directivos, alumnos, maestros y padres de familia realizaban jornadas de trabajo para ayudar a pasar ladrillos, pintar paredes y pasar mobiliario para poder tomar clases en la que sería no solo su escuela si no también su casa y su resguardo.